Carlos Agurto
Economía y Negocios Domingo
El Mercurio
La entidad fue fundada por María Angélica Zegers y en su directorio participan el abogado Luis Cordero, el coordinador de asesores del Ministerio de Economía, Cristóbal Marshall, y el ex contralor de la República Ramiro Mendoza. La entidad busca apoyar programas sociales desarrollados por privados, evaluarlos y, si funcionan, ayudar a que escalen a políticas públicas apoyadas con recursos estatales.
Buscan impulsar el emprendimiento social, pensando en las personas más vulnerables. Esta es la tarea principal que motivó a un grupo de conocidos empresarios, economistas y personalidades vinculadas a las políticas públicas a formar parte de una nueva fundación, que hoy está comenzando a dar sus primeros pasos y estrenándose en sociedad.
Se trata de Impacta, una organización sin fines de lucro fundada por María Angélica Zegers -ex asesora del Ministerio de Desarrollo Social-, y a la que también se integraron a participar en su directorio el abogado socio del Estudio FerradaNehme, Luis Cordero; la gerente de negocios internacionales del BancoEstado, Karen Ergas; el coordinador de asesores del Ministerio de Economía, Cristóbal Marshall, y el ex contralor de la República Ramiro Mendoza.
Además, a través de un consejo asesor, también participan en ella el ex presidente del Banco Central Rodrigo Vergara; el presidente del directorio de Codelco, Óscar Landerretche; el profesor de Harvard Michael Cru; el presidente de Empresas Transoceánicas, Christoph Shiess, y el investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP) Slaven Razmilic; Verónica Monroy, Catalina Mertz, Rebeca Ríos, María Catalina Saieh, Tomás Campero y José María Eyzaguirre.
“Lo que nos mueve aquí es una preocupación seria y urgente por la pobreza”, resume María Angélica Zegers.
Entidad busca vincular a organizaciones que desarrollan planes sociales para el Estado o el mundo privado
¿Pero qué busca la Fundación Impacta?
“Va a promover, en el sector público y en el privado, iniciativas de emprendedores sociales y fundaciones que hayan mostrado resultados positivos. En los programas públicos, el Estado solo pagará contra resultados que hayan sido evaluados por expertos. Entonces el Estado contará automáticamente con evaluaciones y solo invierte recursos en lo que funciona”, explica Rodrigo Vergara.
En el sector privado, Impacta implementará mecanismos de inversión, “algo así como capital de riesgo, pero social, donde el financiamiento para el emprendedor social estará ligado a la obtención de resultados”, agrega Zegers.
En simple, la entidad busca actuar como una gestora intermediaria o ente vinculante entre diversas organizaciones que desarrollen trabajos y programas sociales para el Estado o para el mundo privado. El objetivo es que Impacta ayude en una primera etapa con mecanismos de financiamiento de programas surgidos en el sector privado y los evalúe. Y en la medida en que estos demuestren resultados -impacto social-, puedan ser considerados y escalados a nivel estatal, apoyados entonces con recursos públicos, una vez que -desde la sociedad civil y con casos concretos- se demuestre y mida que tienen resultados positivos.
En base a esta política, desde Impacta reconocen que es posible crear políticas públicas “robustas” que sustenten el desarrollo de este nuevo paradigma y se le dé relevancia a la evaluación de resultados en el financiamiento de programas sociales. De acuerdo a Vergara, en el escenario actual “uno no conoce de muchos programas que se discontinúen porque salieron mal evaluados”.
Prioridad para la fundación será la inclusión laboral de los “ninis” y las mujeres
Un modelo que Fundación Impacta ha mirado son los Contratos de Impacto Social (CIS). Bajo este esquema, el gobierno central o municipal se compromete con un emprendedor social o fundación a financiar, solo en la medida en que se obtengan los resultados buscados, los que son certificados por un evaluador independiente. Pero el capital de trabajo inicial para el emprendedor social es proporcionado por inversionistas privados socialmente motivados, que asumen el riesgo de financiar un programa o iniciativa social. Aquí es donde Impacta actúa como ente vinculante.
A nivel mundial ya funcionan 89 iniciativas con este mecanismo de financiamiento, por un monto aproximado de US$ 322 millones. Es en Reino Unido donde está más desarrollado este concepto de Contrato de Impacto Social. Según datos de la fundación, estos proyectos han impactado la vida de 110 mil personas en temáticas como el desempleo juvenil, salud mental, tercera edad, vivienda, etc.
Los temas que serán prioritarios para la fundación Impacta en esta primera etapa son la inclusión laboral de los denominados “jóvenes ninis”, que ni trabajan, ni estudian, y de las mujeres.
“Chile es el cuarto en la OCDE en tasas de ‘ninismo’ en jóvenes entre 15 y 29 años. Hay un tema acotado territorialmente y a una población específica, donde desde el Estado no hay ideas sobre qué hacer al respecto”, reconoce Razmilic.
Landerretche agrega que a la problemática de los jóvenes que no trabajan ni estudian hay que incluir a otros grupos para los cuales “evidentemente” el crecimiento económico no basta.
“Las políticas sociales se han expandido mucho en los últimos años, y muchas de ellas han sido exitosas para muchas personas, pero para cierto grupo no han sido suficientes. Ese es para mí el foco crítico y ahí hay una variedad de temas que abordar. Los temas de las mujeres, que son muy profundos, estructurales, culturales y complejos. Además, hay que abordar en serio el tema del emprendimiento popular, de personas que tienen ideas para emprender, pero no disponen ni de capital ni de contactos, de ninguna de las herramientas que sirven para funcionar una economía de mercado moderna”, explica.
Actualmente, la Fundación Impacta está trabajando con diferentes fundaciones y organizaciones, tanto del sector público como privado, en un trabajo colaborativo. “Los resultados de esta gestión serán dados a conocer en los próximos meses”, explica su fundadora.